jueves, 30 de diciembre de 2010
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domingo, 26 de diciembre de 2010
martes, 21 de diciembre de 2010
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A pesar de las nubes negras
jueves, 9 de diciembre de 2010
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Nosotros los republicanos
De un tiempo a esta parte, cada vez más, bastantes ciudadanos venimos utilizando expresiones como “salud y república”, “viva la república” , “ no hay dos sin tres, a por la III República”... o sacamos la tricolor a las manifestaciones de cualquier índole política, sindical, humanitaria, o la colgamos en nuestras fachadas y balcones, o nos la colocamos en camisas y cazadoras en la forma de un pink, de un llavero,.... La república como forma de estado distinta a la que tenemos es una idea política que se va abriendo paso día a día, pese a la oposición de los dos partidos mayoritarios en en todo lo relacionado con ella ( es difícil de olvidar la furia descargada por el Sr. Bono con aquel viejo republicano que se “atrevió” a sacar nuestra bandera en sede parlamentaria), hay que ver con que gusto inclinan la cabeza ante los señores borbones “ellos”, o como doblan ligeramente la rodilla “ellas” ante los más genuinos representantes del sistema feudad en los inicios del siglo XXI. Y es que el trío monarquía-PSOE-PP es hoy el mayor adversario al progreso que representa la República para todos los ciudadanos.
No hay nada más incompatible y opuesto con los principios de libertad, fraternidad y legalidad que la monarquía, por mucha envoltura y verborrea que se aplique en hacernos creer lo contrario. Quien no lo quiera ver es que encuentra placer y se siente realizado en su papel de vasallo. Papel opuesto al de ciudadano que arranca con la gran revolución francesa, antes con la revolución norteamericana y después con el movimiento liberador de los libertadores en toda América Central y del Sur.
Aquí, en esta parte de Iberia, nos quedamos anclados en el pasado, nuestra burguesía nacional no tuvo valor para romper con el viejo orden, renunció al liberalismo, para mezclarse y emparentar con la aristocracia, para no molestar al Iglesia católica Romana, la fiel guardiana de las esencias más reaccionarias y conservadoras de la historia. Sólo el pueblo llano y trabajador, con un puñado de intelectuales desclasados tuvo el valor de enfrentarse a tanta ignominia y así vino la Iª República, y la IIª República, ambas sofocadas por la fuerza bruta de la reacción, de los eternos conservadores del estatus de la desigualdad.
Hoy sólo hablamos de República aquéllos, salvo honrosas y pocas excepciones como IU y algunos nacionalistas de izquierda, que no nos sentamos ni nos sentimos representador por este Parlamento dominado por el tandem conservador PSOE-PP. Por eso cuando pensamos y reclamamos nuestra República nos sentimos inclinados a pensar en una República federal y socialista, de una democracia económica real. ¡Estaría de más que reclamáramos una república aséptica, de libertades meramente formales!, eso que lo haga quien le corresponda y si renuncian a ello ese es su posicionamiento y su voluntad, no valen las escusas y lamentos si algún día conseguimos nuestro objetivo republicano.
Trabajar por la República, incrementar la militancia por la república, recuperar su memoria como el estado legal del que se dotó el pueblo soberano y al que se puso fin de forma violenta, ese es nuestro objetivo, el de los militantes de la Izquierda. Quiero saludar, desde mi posición de militante republicano, la iniciativa del PCE de abrir un conferencia republicana y de sus debates abiertos en favor de la República. Ojalá las demás fuerzas republicanas y de la Izquierda hagamos lo nuestro y coincidamos en que la República vale la pena, exige nuestro esfuerzo para conseguir la mayor democracia ciudadana posible a través del ejercicio de la libertad sin restricciones, de la extensión de la educación gratuita, pública y laica, por la cultura en toda su extensión y vigor, por el acceso a la ciencia y a la investigación al servicio de todos, por la justicia social, por reparto del trabajo y de sus beneficios,... En definitiva por el bienestar social de todos los ciudadanos. Sólo la República de los trabajadores de todas las clases nos puede ir acercando a ese mundo más armonioso y justo.
jueves, 2 de diciembre de 2010
salva opina
Ante el 6 de diciembre. La república española, una legalidad rota, una legalidad a recuperar
Como consecuencia del golpe de estado y la posterior guerra civil de casi tres años, con el triunfo final del fascismo español, instrumento y fiel aliado de la oligarquía reaccionaria local y de la Iglesia Católica, se rompe con la legalidad constitucional española representada por la República democrática.
Durante la dictadura y como una prolongación natural de la misma, el ilegal gobierno junto a sus instituciones anti-democráticas con las que aparentaba la formalidad del estado, acuerdan reinstaurar la monarquía de los borbones en un nieto del desprestigiado ex-rey Alfonso XIII.
El nuevo jefe de facto del estado, que había jurado lealtad a Franco y a los principios inamovibles del autodenominado, en la jerga fascista, movimiento nacional, junto con su círculo cortesano en que eran mayoritarios los franquistas más jóvenes, ven la conveniencia de “adaptar” el régimen al entorno europeo, así como la necesidad de adoptar la hasta ese momento denostada democracia política con su correspondiente dosis de liberalismo económico, al coincidir sus intereses políticos personales con esa necesidad de la nueva burguesía española, básicamente, de nuevos mercados y de inyección financiera a la misma desde el exterior, dado que ya no eran suficientes las remesas de dinero provenientes de la emigración, para lograr una economía boyante y a la altura del entorno.
Aquí viene la conversión forzosa a la democracia, y si es necesario romper los juramentos hechos de forma artificiosa, rimbombante y solemne ante los símbolos religiosos católicos, la Iglesia sabrá disculparlos, así como adaptarse a los nuevos tiempos e incluso aparentar ser la vanguardia del progreso y la reforma, eso sí, sin la menor autocrítica y sin pedir perdón por los atropellos cometidos, auspiciados y bendecidos antaño. Es el momento donde aparecen los nuevos demócratas que sorprenderán a la oposición histórica, a los viejos demócratas, herederos de una larga historia de luchas y de víctimas y represaliados, y que anonadados y como una vía rápida y sin riesgos revolucionarios aparentes aceptarán el "pacto constitucional" que les ofrecen y la reinstauración de la monarquía, representada por la figura del rey, sucesor designado por Franco.
Vendrán de corrida una auto-amnistía, una constitución monárquica, un poder judicial nacido y formado en los tribunales y prácticas del franquismo... en definitiva una semilegalidad a la que se le organizará el correspondiente referéndum que la legitime. Los viejos partidos republicanos, como PSOE o PCE de ese momento, estarán encantados con la figura del “capitán general” que corona la “democracia” política española. De pronto olvidaron la legalidad rota por la fuerza de la sinrazón y de las armas. La república se irá diluyendo en un horizonte cada vez más lejano.
Con el nuevo régimen aparecerán los vicios políticos propios del sistema: la corrupción política, el bipartidismo, las crisis económicas, el recorte de los derechos laborales, la violencia contra la mujer que no hay quien la pare, la privatización de todo lo público como panacea del buen gobierno, el engaño y la falacia de las hipotecas y el consumismo, el olvido de la lucha de clases como motor de la historia... Y la izquierda fraccionada e impotente, sin encontrar su camino, pagando una factura por una mala compra de la libertad... y ahí nos encontramos instalados.
Dentro de unos días se va a celebrar la constitución española actual y habrá parafernalia a go-gó: discursos acerca de lo "buena" y "beneficiosa" que es para la convivencia de los españoles, de que que "bien" estamos, que rey más majo y campechano y que príncipes más altos y esbeltos y bla, bla,bla. Pero como republicano esta no es mi constitución ni las autoridades que deseo para presidir mi país, me falta libertad, poder de decisión, me siento tan lejos de la igualdad y de la posibilidad de decidir, que mi condición de ciudadano se siente mutilada, por lo que siento y me reafirmo en que ésta no es mi constitución, que no tengo nada que celebrar, que nada me une al trío Monarquía-PP-PSOE, y si me reafirmo en el deseo de libertad, de fraternidad y de legalidad, me reafirmo en mi aspiración a una República de todos y para todos.