Y ¿ahora qué?
El 29 de septiembre este país paró su actividad industrial y comercial sumándose y haciendo suya la convocatoria de huelga general de los sindicatos contra la reforma laboral puesta en marcha por el gobierno con el aval del parlamento: más del 70% de los trabajadores por cuenta ajena le dieron un no rotundo a la contrareforma laboral. Y ¿ahora qué?
Van pasando los días, el gobierno no cede, el parlamento en santa alianza con él tampoco cede, se está aplicando con la dureza diseñada la contrareforma y en el horizonte aparecen nuevas nubes de tormenta unas veces desde el exterior, las empresas privadas de calificación rebajando el valor y la confianza en la gestión de la crisis, otras veces el FMI que parece se ha quedado con ganas de apretar más la soga al ahorcado, otras veces desde interior con gruñidos estrepitosos del director del Banco de España o del desacreditado presidente de la patronal que señala que trabajamos poco y cobramos mucho o del gobierno que sigue en su megalomanía de que lo hecho es para el "bien" de todos... y los Sindicatos ¿qué dicen?, ¿cómo administran el caudal de ilusiones creadas por la respuesta a la convocatoria?
Casi silencio, apenas algunos comentarios, faltan propuestas de los que movilizaron a tantos millones de trabajadores y esto si no se retoma pronto va a causar daños a todos, a los que están soportando estoicamente la gravedad de la crisis, a los que tienen un empleo o entran en el mercado laboral pero con condiciones aún más restrictivas y duras con respecto a la que antes habían, a los desempleados que ven desvalorizada su fuerza de trabajo (lo único que tienen) y empujados a situaciones que rayan en la miseria y la desesperación, a las organizaciones sindicales que pierden liderazgo y capacidad de ilusionar y por lo tanto de organizar a más trabajadores , a la izquierda que se ve prisionera del marco político y económico (Europa con su Mercado y sus leyes, con el Banco Central, con el FMI, con la larga mano de Obama...) e incapaz de romper con él porque o no cree en la revolución social, porque está tan contagiada de la enfermedad del "reformismo que no reforma" o porque los trabajadores, pese a Marx, hemos dejado de ser la clase revolucionaria para acomodarnos en una posición de servidumbre e integración en el sistema...
Mientras tanto en el país vecino llevan 7 ó 8 movilizaciones generales y no parece que vayan a ceder y adaptarse a las propuestas antisociales de los Sarkozy de turno. ¿Qué nos pasa?
He recibido varios comentarios acerca de lo que en este aporte he escrito como opinión post 29 de septiembre, están en Facebook y se pueden leer, todos ellos interesantes. La lectura de los mismos me llevo a hacer este nuevo comentario que reflejé en la citada red social: "En la defensa del status quo se pondrán de acuerdo,no me cabe ninguna duda, pero creo que algo se ha avanzado en movilización social, sobretodo en sectores tan importantes como transportes e industria, otra cosa hubiera sido si además el sector público hubiera sumado... en estos momentos tendríamos otra situación; lo importante es que gran parte de la clase obrera y ciudadanía se han movilizado y muchos se estarán planteando que quizás las estructuras sindicales clásicas se han quedado "añejas" y por supuesto que el gobierno y la patronal ya no nos pueden engañar. Coincidimos: nadie nos va a salvar, al igual que nadie trabaja por nosotros, todo va a depender de nosotros.Un salud, memoria y república."
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