Una democracia política donde los ciudadanos controlen a los gobernantes y los puedan deponer cuando no cumplan los mandatos para los que fueron elegidos, articulando la convivencia política a través de un estado republicano y federal.
Una democracia social donde los que menos tienen tengan garantizados los accesos a la sanidad pública, a la educación, a unas pensiones dignas, a una renta básica...
Una democracia económica donde la fuerza de trabajo sea tan importante o más que el propio capital, donde se reparta el trabajo y se remunere dignamente a los trabajadores, donde la empresa no sea el dominio exclusivo e imperativo del patrono sino el marco donde se de una relación de iguales y justa, donde la economía social representada por las sociedades laborales y el cooperativismo que irán naciendo como iniciativa de los propios trabajadores encuentren un marco de desarrollo e igualdad con las demás empresas... en definitiva en nuestra República la organización de esos dos mundos el “capital” y la “fuerza de trabajo” encontrarán un marco donde puedan desarrollarse con justicia y equilibrio.
Una democracia cultural y enciclopédica, libre de la manipulaciones de los ocultistas y catequistas, a la que todos los ciudadanos tengan el debido acceso.
Una democracia que respete el marco natural del medio ambiente donde vivimos y garantice el futuro de las generaciones que nos seguirán.
Una democracia por la verdadera igualdad entre los hombres y mujeres y respete el derecho al desarrollo de la persona y de su sexualidad acorde con su naturaleza personal.
Una democracia, en definitiva, real y auténtica, de libertad, cuya única prohibición sea que mi libertad limita con la libertad de los demás.
Salud y República.
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