Este
país ha abandonado la industrialización y se ha rendido a competir
con el entorno y ha optado por convertirse en en la gran "taberna"
donde los europeos vienen a beber cerveza y vino a precios más
competitivos que los de sus países de origen.
La
des-industrialización es un precio que estamos pagando (ahí están
las colas del INEM) y pagarán más nuestros hijos que con más
formación y estudios, superiores muchos de ellos, tienen que
conformarse, los pocos que lo logran, con empleos que nada tienen que
ver con su formación académica a la que dedicaron lo mejor de su
juventud.
Este
es un país de camareros mal pagados, así, lo confirman las
estadísticas recogiendo que el 97% de los contratos de hostelería
creados en 2017 son ¡precarios!
Vaya
mi respeto a los profesionales de la hostelería, actividad necesaria
pero que no puede ser el motor de la economía del país, dado que
las modas y los caprichos de los "visitantes" cambian y
cuando decidan ir a "emborracharse" y montar sus "broncas"
a otras latitudes... ¿Qué va a ser de este país?
La
clase empresarial que nunca estuvo dotada de inteligencia y capacidad
de previsión para el futuro ha huido a refugiarse en la especulación
financiera y a esconder sus millones en los llamados paraísos
fiscales. Esos dineros les rinden por la explotación que se da en
terceros países, fundamentalmente, del sureste asiático y de
África.
A
ésto se añade que los diversos gobiernos de este régimen mientras
cierran las puertas a cal y canto a incentivar racionalmente la
re-industrialización o a la inversión pública necesaria, sólo
legislan para proteger los intereses de los poderosos bancos y
especuladores, mientras socavan y destruyen los derechos laborales
que desde el finales del siglo XIX los trabajadores hemos ido
conquistando. El resultado es espeluznante: desempleo, precariedad y
pobreza "in creciendo" para los ciudadanos en general.
Ciudadanos
que con una conciencia alienada y dormida, todavía otorgan su
confianza política mayoritariamente a los partidos que sostienen a
sus explotadores. De esta forma el porvenir de este país no es
oscuro porque una parte de la península pretenda, con mayor o menor
legitimidad, separarse y formar su propio estado, sino por ese mal
hacer político genérico que la población, en su torpeza, avala.
SyR
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