jueves, 27 de septiembre de 2018

Un republicano opina


SIN FUTURO

Este país, ya hace tiempo, ha abandonado la industrialización y se ha rendido a competir con el entorno europeo y ha optado por convertirse en en la gran "taberna" donde los europeos que disponen de calderilla vienen a beber cerveza y vino a precios tirados en comparación con sus países de origen y donde pueden gamberrear y alterar la vida de barrios y ciudades sin apenas controles que impidan o corrijan estos desafortunados “desordenes”.
La des-industrialización es un precio que estamos pagando (ahí están las colas del INEM) y pagarán más nuestros hijos que con más formación y estudios, superiores muchos de ellos, tienen que conformarse, los pocos que lo logran, con empleos que nada tienen que ver con su formación académica a la que dedicaron lo mejor de su juventud o emigrar a Europa.  Lo mejor de lo nuestro lo recogerán por Europa mientras la precariedad y la explotación se convierten en las principales armas de los capitalistas pos-tindustriales en este sufrido país, el nuestro. 
Así, este es un país ya  de camareros mal pagados, de explotados, de si no lo aceptas tú hay tres más dispuestos y esperando cogerlo...
La hostelería y la arena de nuestras playas no pueden ser los motores  de la economía del país, dado que las modas y los caprichos de los "visitantes" cambian y cuando decidan ir a "emborracharse" y montar sus "broncas" a otras latitudes... ¿Qué va a ser de este país?
La clase empresarial que nunca estuvo dotada de inteligencia y capacidad de previsión para el futuro ha huido a refugiarse en la especulación financiera y a esconder sus millones en los llamados paraísos fiscales. Esos dineros les rinden por la explotación que se da en terceros países, fundamentalmente, del sureste asiático y de África. Mientras hunden la hacienda pública al impedir la debida recaudación. 
A ésto se añade que los diversos gobiernos de este régimen mientras cierran las puertas a cal y canto a incentivar racionalmente la re-industrialización o a la inversión pública necesaria, sólo legislan para proteger los intereses de los poderosos bancos y especuladores, mientras socavan y destruyen los derechos laborales que desde el finales del siglo XIX los trabajadores hemos ido conquistando. El resultado es espeluznante: más desempleo, precariedad y pobreza "in creciendo" para los ciudadanos en general.
Ciudadanos que con una conciencia alienada y dormida, todavía otorgan su confianza política mayoritariamente a los partidos que sostienen a sus explotadores. De esta forma el porvenir de este país no es oscuro porque una parte de la península pretenda, con mayor o menor legitimidad, separarse y formar su propio estado, sino por ese mal hacer político genérico que la población, en su torpeza, avala.
Salud y República. 

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