lunes, 9 de noviembre de 2009

salva opina


La libertad y el muro de Berlín


Hay que ver la tabarra que nos están dando con el aniversario de la caída del muro de Berlín, la falta de rigor y de objetividad de los medios de comunicación, incluída la TV estatal, la que pagamos todos los españoles, a la hora de"informar-comentar" el dichoso aniversario. Pretenden hacernos creer que el socialismo ha muerto y con ello han ganado los partidarios de la libertad. ¿De qué libertad hablan? ¿El único muro que la impedía era el de la ciudad alemana?.

La libertad se convierte, tristemente, en una palabra manoseada y utilizada según el interés del que lo hace y en su nombre se han cometido y se cometen barbaridades: guerras, genocidios, persecuciones... De libertad han hablado los dictadores como Franco ("Una España Libre") o promotores de guerras y desestabilizadores de estados como Busch, Blair y Aznar, y criminales como KaradziK en la antigua Yugoslavia o señores de la guerra como Karzai y Abdulá en Afganistán...

De libertad y en nombre de la libertad hablan los economistas que inspiran el capitalismo global, reduciéndola a la libertad de mercado, a impedir cualquier traba a su afán desmesurado de acumular y robar la plusvalía de los trabajadores de sus empresas o expoliar las riquezas y materias primas de los países del tercer mundo.

De libertad hablan los políticos profesionalizados y los partidos que legitiman con grandes y rimpompantes frases la defensa de la democracia liberal , que sólo se acuerdan de los electores en el momento de las votaciones y una vez instalados en el poder cambian de programas y de promesas como de calcetines.

Que libertad y sociedad capitalista van unidas como parte de un todo y ésta sólo puede existir en el marco de un sistema que garantice el mercado, la iniciativa privada, la competencia, el individualismo..., es en definitiva lo que pretenden hacernos creer y en lo que ha claudicado, vergonzosamente, la socialdemocracia europea, convirtiéndose en herederos de los liberales de finales del siglo XIX, en sus paladines, en defensores del status quo, de la sociedad capitalista.

Lo cierto es que el llamado "socialismo real" de la antigua Unión Sovietica no era más que una forma de capitalismo, el capitalismo monopolista de estado, que privó de libertad y en consecuencia de democracia económica a los ciudadanos y pueblos que la conformaban, un capitalismo de estado sin libertades formales y con parafarnalia pseudocomunista. De todo el poder para los soviets se pasó de forma violenta todo el poder para el estado. Con la caída del muro sus ciudadanos han pasado de ser explotados por el estado burocrático y monoplista a ser las víctimas de los nuevos capitalistas, antaño personajes que ocupaban los más altos cargos en la nomenclatura oficial y en los servicios especiales del estado como espionaje, seguridad, etc. La caída del muro solo ha servido para reforzar a los ideólogos y partidarios del capitalismo, para terminar de domesticar a los socialdemócratas, pero no ha traído ni más bienestar, ni más seguridad, ni, por supuesto y a los hechos constatables me remito, más libertad y solidaridad entre los pueblos y sus ciudadanos por mucho que machaconamente nos lo repitan sirviéndose de su imperialismo informativo.

Nuevos muros se levantan todos los días, muros que separan a los que nadan en la abundancia de los que no tienen más que su fuerza de trabajo para hacer frente a sus necesidades básica, muros que separan y condenan a pueblos enteros como en Palestina por parte del estado sonista, muros que en la foma de boicot y sabotaje impiden el desarrollo de pueblos como Cuba, Venezuela, Bolivia..., muros que dividen el mundo entre países ricos y tercer mundo...

En definitiva, ¡la libertad en boca de tantos y disfrutada por tan pocos!

1 comentario:

  1. Mi aportación es sintética: has escrito buenos argumentos para asumir -después de 20 años ya es hora- la falacia histórica que representó entender el mundo desde una dialéctica Este-Oeste. Caído el muro de Berlín, nos encontramos en un nuevo camino; una nueva senda desde la que, ahora, ya nada nos impide ver con absoluta claridad que la gran contradicción (al menos,desde hace cinco siglos) siempre estuvo en otros ámbitos: entre el Norte y el Sur, entre ricos y pobres... En definitiva: entre los que explotan y los que son explotados.

    Excelente artículo. Con tu permiso me lo llevo al blog... ,-)

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