Superviviente de un cáncer colorrectal
Hay en el acervo popular algunas enfermedades malditas, de forma que si te tocan en "suerte", si te sorprenden y se apoderan de ti o las ocultas a tu alrededor o si las das a conocer a tu entorno familiar y social, algunos se empeñan y la "hacen" suya y te acompañan emprendiendo una lucha donde el entusiasmo y la cercanía no decae ante las dificultades que se puedan dar a lo largo del proceso, no se dan por vencidos para que tu no te dejes vencer, están ahí con normalidad para ayudarte a salir adelante, otros se duelen y te compadecen y no saben que hacer, a lo más te dicen que rezan por ti, otros simplemente lloran tu "desgracia" e intentan animarte con esperanzas que ni siquiera ellos creen y otros desde su interior te dan por el viajero que sacó el billete sin retorno hacia la nada.
Soy un paciente superviviente de un cáncer colorrectal que me ha apartado de lo que era mi vida diaria, normal, laboral, social, que me ha cambiado todos los esquemas.
Ya hace dos años y medio que acabé el tratamiento de la quimioterapia que siguió a la cirugía y estoy aquí con algunos achaques e inconvenientes, superándolos o cuanto menos poniendo mi empeño, intentando disfrutar del sol cada mañana que amanece; de saludar a mi esposa antes de irse a su trabajo a la que nunca tendré suficientes palabras y gestos para agradecer su ayuda y su calor; de animar y desear lo mejor a mi hijo que va al instituto, que estudia la ESO y toca el cello y el piano de una forma especial; paseando a mi perro Tobi que no se apartaba de los pies de mi cama mientras duró mi convalecencia; pensando qué hacen o cómo les va a mis hijos mayores que ya no viven en casa y emprendieron ya hace un tiempo su propia andadura y echando de menos no verlos todo el el tiempo que me gustaría, pero entendiendo que tienen su vida organizada y su tiempo apretado y lleno, lo que me anima a disculparles de ese tiempo que no compartimos; echo de menos alguna frecuencia más en las visitas de mis dos pequeños nietos... Tengo nuevos amigos, quizás menos, pero de una calidad humana indescriptible...
Estoy vivo y tengo una segunda oportunidad, no puedo olvidar mi agradecimiento al personal médico del hospital donde yo trabajaba, aunque yo desempeñaba tareas administrativas, a los médicos de digestivo que detectaron la castaña, a los radiólogos, al cirujano y a la oncóloga y al personal de enfermería que con su labor profesional, cariño, paciencia calidad científica tanto hicieron para que pueda seguir sintiendo, para que siga viendo y oyendo el repique de la lluvia, sentir la brisa en mi cara, reir los buenos momentos que surgen, llorar por lo que fue un susto imborable y pudo haber llegado a ser un ocaso, oír la música y poder escribir a cerca de mis opiniones y sentimentos... Estoy vivo y doy gracias a la vida, a los que me quieren. A ti que me estás leyendo.
Hola Salva , mucho ánimo y palante , vivir el día a día , y que sea pronta tu recuperación definitiva . A veces , afortunadamente , ese mal bicho no puede salirse con la suya , aunque como en tu caso y en el mío (cáncer de recto) te deja , como a los toreros , más de una cicatriz y algunas limitaciones .
ResponderEliminarPero después de sobrevivir a un cáncer , creo también que el hombre o la mujer ganan en lucidez . Un abrazo , Francisco .
Gracias amigo Francisco por tus ánimos que comparto contigo, las cicatrices y las limitaciones pesan menos y se convierten en un anécdota cuando no nos faltan ganas de sonreir, de compartir, de estar con la familia y los amigos.
ResponderEliminarMe quedo sin palabras, solo puedo desearte que seas muy feliz, me emocionan tus palabras querido compañero
ResponderEliminarHola Salva. ENHORABUENA por tu lucha y esfuerzo y MUCHAS GRACIAS por compartir tus reflexiones conmigo.
ResponderEliminarEspero seguir leyendo tus reflexiones durante muchos años.
Un beso y un abrazo muy fuerte para ti, para Eugenia y para Óscar.