La escuela alborotada y el ministro de torero
La escuela está alborotada en todas las comunidades españolas a la vez, al querer las autoridades hacerla pagar parte de la crisis económica de la que nunca ha sido coautora: recortes, reducción de maestros, bajada de salarios a los mismos, atrasos y reducciones injustificables , supresión de maestros de apoyo, aulas sin calefacción, barracones, facturas de la luz sin pagar, infraestructuras que hacen agua, becas y ayudas que se retraen...
Y con la llegada del nuevo ministro Wert todo indica que se va a ocupar de menesteres que nada tienen que ver con la educación y la cultura de la que estamos necesitados para salir del vagón de cola donde llevamos instalados varias décadas y no despegamos. Ha venido a reinstalar lo que en argot franquista llamaban la "fiesta nacional", a revalorizar la tauromaquía y darle un viso de cultura cuando no tiene ninguno, a lo más incivismo, sadismo, barbarismo y primitivismo.
Por otra parte el poder de la Iglesia se ha hecho sentir con la llegada del nuevo ministro y lo primero es tender a suprimir la odiada (por ellos) asignatura de Educación para la Ciudadanía, con la falsa mentira de que suponía adoctrinamiento y quitaba la competencia educativa correspondiente a los padres. Estos prebostes que deberían ser doctos en predicar el amor no han hecho mas que mostrar, una vez más, su afán controlador de las conciencias juveniles, sembrando odios y mentiras frente a la asignatura que de desarrollarse como estaba pensada y diseñada hubiera dotado a nuestros hijos de una capacidad de pensamiento y de proyección social que difícilmente y con mayor coste alcanzarán al suprimirse.
Estos guardianes del invento al que han bautizado como "ley de Dios" volverán a controlar a nuestros jóvenes, a catequizar más si cabe sus conciencias, ya no solo en la escuela concertada/privada sino que se apoderan con la ayuda de este gobierno de la escuela pública y entre todos pagaremos sus inmerecido honorarios.
La religión, vaya mi respeto individual a quien la practica de buena fe, es una actividad personal y privada, y como tal voluntaria, por lo que un gobierno democrático ni debe ni puede costear la neocatequización que pretenden estos vividores a costa de las conciencias y la ignorancia de la mayoría poblacional.
La escuela pública es del pueblo, allí nuestros hijos deben aprender las asignaturas que les capaciten para el día de mañana convertirse en universitarios o trabajadores cualificados, en ciudadanos con libertad y capacidad de pensamiento, y la presencia de alzacuellos y crucifijos en la escuela es una barrera tendente a impedir ese objetivo. Que empleen sus iglesias para esos fines y para aquellos que voluntariamente quieran acogerse a sus confesiones. La escuela es para la educación, para iniciar a los jóvenes en la ciencia y en la lengua, en los idiomas, en la convivencia, para afianzar el verdadero proceso de socialización del ser humano y no hay nada más opuesto a ello que las sotanas y alzacuellos.
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