Quién le pone el cascabel al gato? El machismo asesino se mueve entre nosotros como Pedro por su casa, nadie le pone coto.
La mujer que es valiente y se atreve a denunciar sabe desde el primer momento la escasa protección con la que cuenta, desde la policía a los encargados de la protección social, la falta de casas de acogida, de trabajo para mantenerse ella y sus posibles hijos, siente que es mirada casi como culpable por los que reciben la denuncia...
Los poderes públicos crean las leyes, pero no desarrollan los mecanismos para que se cumplan y proporcionen la debida protección, pero sobre todo falla la educación desde la escuela, se les enseña a sumar y restar pero la educación para la igualdad es excluida deliberadamente desde los poderes públicos, ahí esta Educación para la ciudadanía (de pena, para llorar como se imparte y que contenidos), en seno de la familia “no” hay tiempo para educar, creen que es tarea solo de la escuela, la telebasura les llena su tiempo, el sexismo machista domina las pantallas, los medios de comunicación y la Iglesia considera a la mujer fuente del pecado...
Se hacen públicos los nombres de las víctimas pero se esconden, deliberadamente, en siglas los de los verdugos, ¿ Por qué? ¡Qué todo el mundo los conozca, los señale, se aparten de ellos como de la peste! ¡Cuántas víctimas se ahorraría la humanidad! Todo un síntoma de que no se está dispuesto a erradicar esta criminal acción machista.
Las leyes, al parecer y sus encargados de aplicarlas y la sociedad en general solo nos acordamos que existe esta violencia criminal cuando salta un nuevo asesinato, al poco se olvida y todo sigue igual hasta el próximo.
No hay voluntad política, ni judicial , ni social, de librarnos del crimen machista: la víctima es la mujer.
Me ha extrañado, quizás no me he explicado bien, no recibir ningún comentario ante tanto acto criminal repetido todos los meses.
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