Un pedazo de cartón o rebelión.
Esta
es una guerra entre los poderosos y los que no tienen nada, los que
cada día tienen "más nada", a lo sumo un pedazo de cartón
y unas bolsas de plástico con objetos recogidos de contenedores.
Es
una “guerra” que en la medida que no nos afecta directamente, todavía, pasamos por su
lado sin verla sin oír sus estruendos, el ruido de las balas, ni de
la metralla... no va con nosotros, estamos inmunizados porque todavía
tenemos una casa, un trabajo unos ingresos. A nadie nos pasa por la
mente que el ser humano que se refugia en eses pedazo de cartón
pueda ser uno mismo.
Sin
embargo nadie estamos a salvo, a cualquiera al día siguiente al
presentarse al trabajo se puede encontrar con un desagradable e
inesperado "ERE" dándole una patada en el culo que te pone
en la calle, con un desempleo limitado, que vuela en pocos meses,
con un banco que suspira , se frota las manos y cuenta los días para
quitarte la casa... y entonces ya vamos fijándonos en los
desgraciados que nos han precedido, que han quedado por los rincones
de la ciudad refugiados en la mayor de las miserias, muertos para la
esperanza y la ilusión de una vida mejor e incluso nos fijamos donde
hay cartón o una buena esquina, por si llega darse la ocasión.
Todo,
menos defendernos con agallas, con la lucha de clases, tomando al
patrón sin corazón por los hombros, empujándole, darle una patada en
los cataplines con nuestro justo coraje y poner la fabrica, la tienda, el bar , el negocio... en
marcha con nuestros compañeros, en colectividad.
No
les necesitamos, tenemos la fuerza del trabajo, ¿porque vamos a
rendirnos? El viejo K. Marx y F. Engel nos recuerdan que solo
tenemos unas cadenas que perder y a cambio un mundo que ganar si nos
rebelamos, si mandamos a la mierda el conformismo, si creemos en
nosotros mismos, en la unidad con los compañeros.
Pero
lo malo, lo peor de lo peor es que todavía estamos muy lejos de esa
actitud valerosa, pese a que gobiernos, patronal y banca nos empujan
a marchas forzadas al siglo XIX.
En
el siglo XXI cuando más riqueza hay, más capacidad de producir
alimentos, cuando más preparados “teóricamente” estamos para
hacer frente y llevar adelante nuestros asuntos de forma social e
igualitaria nos dejamos llevar como ovejas al matadero, con una
resignación que rompe todos los esquemas.
Algunos
amigos hablan de socialismo o barbarie... ¿por cual de las dos nos
inclinamos?
Socialismo no hay otro camino, aunque parece que muchos optan por el cartón.
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