A un mes de la celebración del Aniversario de la proclamación de la II República.
Trabajar
por la República, recuperar
su memoria
como el estado legal del que se dotó el pueblo soberano y que en el
corto periodo de vigencia supuso el mayor avance social, cultural y
político de nuestra historia de los siglos XIX y XX, al que se puso
fin de forma violenta por parte de las clases capitalistas y
latifundistas apoyadas en un ejército movido y dirigido por
militares reaccionarios, resabiados y fascistas con la ayuda,
inspiración y bendiciones de la iglesia católica.
Recuperar
la memoria de los asesinados
en cunetas y tapias de cementerios, de
los desaparecidos, de nuestros abuelos...,
todo ello sin ánimo de venganza sino para aprender de la historia y
no volver a repetir jamás semejantes tropelías.
Para
conseguir
el Estado social para todos, laico, democrático, justo, que reparta
cargas y beneficios con equidad es por lo que debemos decidir y
luchar democráticamente manifestando nuestra repulsa a un Estado que
es rehén tanto de una familia que vive y se enriquece a su costa í
como frente una burguesía y oligarquía que con la excusa de la
globalización se vuelve a poner al servicio de lo que antaño
conocíamos por su verdadero nombre: imperialismo yanki y hacen
recaer todo el peso de la crisis económica causada los
especuladores, banqueros, y grandes burgueses sobre los trabajadores.
Parar
y expulsar de la vida pública a la iglesia entrometida en la vida
civil y que pretende como antaño cargarnos de prejuicios pseudo-
moralistas y de vejaciones que rebajan nuestra condición de
ciudadanos libres y responsables.
Parar
y expulsar a los políticos cuyo objetivo es enriquecerse y no
servir lealmente a los ciudadanos que les han elegido, que
desgraciadamente abundan en todos los partidos del arco parlamentario
actual, para que dejen de manejar la cosa pública, para recuperar
la democracia y la política hecha con la
participación
de todos los ciudadanos y puesta en servicio de todos y sin
privilegios que creen diferencias.
Para
expulsar a los reyes, príncipes, duques empalmados o no, señores de
privilegio desfasados y discriminatorios que privatizan el estado en
beneficio de sus intereses de clanes, pretendiendo mantenernos al
resto de ciudadanos como vasallos.
Es
por lo que hay que trabajar pensando en la República, sin
exclusiones, favoreciendo la mayor democracia
ciudadana
posible a través del ejercicio de la libertad sin restricciones, de
la extensión de la
educación
gratuita, pública y laica, por la
cultura
en toda su extensión y vigor, por el acceso a la
ciencia
y a la investigación al servicio de todos, por la
justicia social,
por reparto
del trabajo
y de sus beneficios,
en definitiva por el bienestar social de todos los ciudadanos.
Amigos,
sólo la República nos puede ir acercando a ese mundo más
armonioso y justo.
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