POR
UNA TRANSICION SIN VIOLENCIA.
La
palabra República cada vez suena más entre nuestros conciudadanos,
cada ves son más los que empieza a despreciar como algo del pasado y
totalmente injusto la monarquía. Somos muchos los republicanos,
unos conscientes y con la voz alta, otros todavía en proceso de
levantar la voz y mostrar públicamente su ideario social e
igualitario, somos una marea que va en caminos de convertirse en
tsunamy que arrase las ideas arcaicas y feudales.
Algunos
no se atreven a proclamar su condición republicana porque les
asalta el temor y la duda de si esta toma de posición política
lleva acarreada dosis insufribles de violencia, les sobreviene el
miedo incrustado desde el poder a lo largo de más 70 años por los
enemigos de la libertad, la igualdad, la fraternidad, la legalidad...
Es
hora de aclarar y dar confianza a los ciudadanos que República no
connota violencia, sino más bien lo contrario.
La
transición hacia la III República debe y puede ser pacífica y
ordenada; siempre he odiado ( y conozco a mucha gente que piensa
así) la violencia fría y calculada, nos hace dejar de ser personas
racionales, nos rebaja nuestra condición humana, amputa parte de
nuestros valores cívicos...
Pero
en la sociedad hay dos partes: una minoritaria que lo tiene todo:
poder, riqueza, medios para defenderse de los que no tienen nada (la
policía con sus porras, gases lacrimógenos y balas unas veces de
goma otras de metal mortal), son como imagináis los ricos y
poderosos, los banqueros y los obispos, los reyes y los duques
mangantes...
Hay
otra parte mayoritaria que cada día tiene menos poder adquisitivo y
menos derechos; viven unos vendiendo su fuerza de trabajo que mal
pagan los empresarios sin escrúpulos, pero cada jornada que pasa son
más pobres, porque todos lo días hay ERES inesperados e
inexplicables, cierres arbitrarios de empresas, ricos que se fugan
con la pasta acumulada a otros lugares más seguros; hay trabajadores
autónomos y pequeños comerciantes y pequeños empresarios que se
ven abocados al cierre por la cruel competencia y las condiciones
leoninas de los fuertes... con lo que número de pobres aumenta, y no
por voluntad o gusto de los mismos.
Hay
violencia cuando se tira a trabajadores en la calle y no pueden
alimentar a sus familias; hay violencia cundo los pequeños
emprendedores tienen que bajar la persiana del negocio en que
pusieron tanto empeño; hay violencia cuando los estudiantes reclaman
mejores condiciones y son aporreados, heridos, pisoteados, detenidos;
hay violencia cuando llegan inmigrantes en pateras, después de
jugarse la vida, huyendo de la pobreza y miseria de sus países de
origen y son devueltos por la fuerza; hay violencia cuando una mujer
es maltratada por el machismo tan fuerte que hay en el país y los
demás miramos hacia otro lado; hay violencia cuando nuestros
soldados están pegando tiros en Afganistán obedeciendo órdenes de
extraños; hay violencia cuando hay hambre y no se puede
satisfacer...
¡Hay
violencia , tanta violencia, demasiada violencia y pocos o casi
ningún Gandhi! Como para que nosotros vengamos a proponer más
barbarie.
Ojalá,
y es posible, en el paso de la monarquía desfasada que sufrimos a la
República que queremos construir haya la menos violencia posible,
algo así como en abril de 1931, porque el grito por la República
sea el sentir mayoritario de la población. Pero ¿quién o quiénes
pueden garantizar que será así?. Nos gustaría, a los más, lo
deseamos pero no depende solo de nosotros la clase emergente
compuesta por los que aspiramos a la condición de ciudadanos
libres y soberanos. La violencia, solo puede venir de parte de la
clase minoritaria que sentirá que va a perder su situación de
privilegio y para eso tienen a sus maderos. Pero la policía y los
soldados son también parte del pueblo, hijos de trabajadores por
cuenta ajena, de autónomos, de pequeños empresarios, de campesinos
... En definitiva hijos de gentes sencillas que solo reclaman
libertad, derechos políticos y sociales..., y ellos pueden decidir
de que parte se ponen, y estoy por pensar que apuesten por evitar
enfrentamientos innecesarios entre españoles, que apuesten por la
libertad y la democracia, que apuesten por estar al lado de sus
padres y hermanos.
El
paso de la monarquía a la República no tiene, pues, que ser
violento, solo tiene que ser sentido y apoyado mayoritariamente por
la población civil y por ahí parece que va la historia.
Un
abrazo solidario, republicano y laico.
Veo muy dificil que sucediera de una forma tan democrática como la que expresas... pero seria deseable. Salud y República.
ResponderEliminarSin duda será difícil, pero aun más difícil va a ser conseguir el acuerdo mayoritario de los que más sufren el sistema actual. Eso si me preocupa. Convencer a la ciudadanía de las ventajas de una república social, avanzada y progresista es el verdadero reto que tenemos a medio plazo, de esa fuerza se verá como se consigue. Yo he apuntado una, no soy infalible y puedo estar equivocado, pero lo más deseable es que sea sin violencia. Gracias por tu comentario. Salud y república.
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