martes, 1 de diciembre de 2009

salva opina


Esperando la sentencia del T.C.

El llamado mundo de la alta política del estado español anda revuelto y alterado, al borde de un ataque de nervios o algo más: los del PSOE necesitan, desesperadamente, que el Ttribunal Constitucional pase de refilón sobre el Estatut, sin apenas retocar el texto para que su partido federado PSC y socios sigan gobernando la Generalitat y apoyándoles en el parlamento de Madrid, donde son una minoría importante; los del PP necesitan una sentencia demoledora para quitarse la espina de su retroceso electoral en Cataluña y ganar un peso político decisivo en el resto del Estado como alternativa y líder en exclusiva del españolismo frente a sus contrincantes directos UPyD; los nacionalistas de centro derecha y de izquierda intentando sacar provecho, sea cual se la decisión "juridica", para avanzar en su camino particular al independestismo; la Izquierda real no termina de despegar y encontrase a si misma.

Mientras tanto la crisis económica sigue golpeando a las clases sociales menos favorecidas (al paro, valga la redundancia, no hay quien lo pare); el gobierno se "inventa una nueva ley de economía sostenible para parchear y ganar tiempo; los sindicatos se sienten solos y puenteados (gobierno-patronal-banco de España), con mala conciencia por los deberes no hechos y su incapacidad para liderar y ofrecer alternativas a los trabajadores; la patronal redobla sus esfuerzos para cercenar derechos y conquistas de la clase trabajadora; la clase media, ese invento sociológico compuesto por las llamadas profesiones liberales junto a gestores y altos empleados van abandonado el patronazgo del centro político ante la perspectiva de inseguridad y los posibles incrementos impositivos, que ellos venden como enormes cargas fiscales...

Por lo que el revuelo "artificial" levantado al anticipar y extender especulaciones con una inminente resolución del T.C, una vez agotado los temas menores de los barcos secuestrados, de la corrupción de algunos políticos y sus amigos de turno que no pierden la ocasión para enriquecerse de forma ilícita y otros problemas conyunturales menores, parece ir calando en los ciudadanos, distrayéndonos y metiéndonos en una nueva dialéctica de nacionalismo español/nacionalismo periférico, españoles frente nacionalistas seperatistas, en este caso els catalans...

Y todo porque cuando se nos "otorgó" la actual constitución a los políticos del momento, los "nuevos" demócratas (antes franquistas) y los "viejos" demócratas (antes luchadores antifranquistas) olvidaron el pequeño detalle de solucionar por la vía del federalismo las aspiraciones de los diferentes pueblos y nacionalidades, por qué no decirlo por su nombre, naciones, que conforman el estado español, unificado, repasemos la historia, a golpe de espada y pólvora. Fue una ocasión perdida, se inventaron el sucedaneo de las autonomías aplazaron las soluciones sine die, y en política los apaños y los remiendos pueden romperse o explotar en el momento menos esperado.


2 comentarios:

  1. A mí el nacionalismos no me dice nada aunque entiendo que los catalanes quieran hablar su idioma y conservar sus costumbres y lo mismo de los vascos, gallegos, valencianos..., pero yo soy internacionalista, compañera de todos los trabajadores del mundo.

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  2. Como consecuencia de la larga dictadura, del excesivo pactismo en la llamada transición, del invento de las autonomías y la multiplicación de estructuras administrativa actuales, conviviendo las viejas diputaciones provinciales y ayuntamientos con ls nuevas de comarcas y gobiernos autónomos, con el jacobismo del gobierno central, con la falta de educación cívica en valores desde la escuela, con el temor a reconocer la diversidad..., nos ha llevado a que el federalismo, tan sentido en antaño, sea hoy una aspiración política débil en general. ¡Triste panorama!

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