Siempre
se ha dicho que España era diferente y así parece confirmarse todos
los días.
Somos
diferentes al resto de Europa porque tenemos más trabajadores
parados que nadie.
Somos
diferentes de Europa porque tenemos una monarquía impuesta por un
dictador frente a las democracias del entorno, sin que éstas no
tengan, por supuesto sus contradicciones.
Somos
diferente porque el rey se va de vacaciones (¿cuándo trabaja?) y
nos lo venden como trabajo los medios de comunicación ( o
manipulación, mejor) y media España se emboba y se lo cree.
Somos
diferentes porque solo una pequeña parte de españoles se declara
católicos practicantes, pero casi todos se casan y se entierran
por la secta.
Somos
diferentes por que nos privan de educación y sanidad y permanecemos
ante el televisor embobados con la copa de Europa, el tenis, las
corridas de toros, las olimpiadas...
Somos
diferentes porque la justicia trata desigual a los ciudadanos, solo
hay que ver la celeridad con la que actúa frente a un grupo de
sindicalistas del SAT que deciden tomar unos carros de alimentos
para repartir entre los que nada tienen y lo lenta y comprensiva que
es para perseguir a duques, banqueros manirrotos, constructores de
aeropuertos sin aviones, políticos corruptos y sus tramas...
Somos
diferentes por nuestra pasividad frente al endurecimiento de medidas
antisociales que reparte el gobierno todas las semanas y seguimos (con ira interior) pero resignados.
Somos
diferentes porque aguantamos los atropellos de unos empresarios sin
ideas ni proyectos a largo plazo, que cierran sus empresas con ERES
montados en menos de 24 horas y nadie investiga la veracidad de los
hechos aducidos y nos vamos con la cabeza agachada al INEN o al
FOGASA.
Somos
diferentes porque permanecemos indiferentes ante el abuso a nuestros
compañeros y vecinos, nos callamos como si eso nos asegurara que no
vamos a ser los próximos.
Somos
diferentes porque tenemos a nuestros abuelos mal enterrados en
cunetas y tapias, tras haber sido asesinados y permitimos que sigan
o se levanten nuevos monumentos a sus verdugos.
Somos
diferentes porque tenemos el peor de los sistemas electorales
diseñado para que nunca la Izquierda pueda desplazar a monárquicos
y derechistas y llevamos años consintiéndolo.
Somos
diferentes porque hasta nuestra Izquierda, a veces, con demasiada
frecuencia, toma y participa de medidas que van contra ella misma o
los ideales que pretende representar.
Somos
diferente porque los sindicatos que deberían organizarnos para
luchar por nuestros derechos atropellados y limitados día a día
prefieren la mesas de negociación con empresarios y gobierno que se
prolongan en el tiempo sin concluir nunca a favor del trabajador, y
nos limitamos a quemarnos, desencantarnos, sin ser capaces de crear
alternativas que hagan posible la respuesta apropiada a los que tanto
nos joden y maltratan.
Sí,
somos diferentes, nada tenemos que ver con nuestros abuelos que
dieron su vida por la República y el avance social y cultural de
España.
Nunca
mejor puesta, por desgracia y merecida, la marca “Spain is
different”.
Salud,
memoria y República
Somos tan diferentes que no he recibido ningún comentario ni a favor ni encontra...
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