El
PSOE “moderno”, el antiguo partido de Pablo Iglesias, ha
renunciado a su herencia ideológica, a la República, para ser uno
de los dos pilares principales de la monarquía decidida por y
heredada de la dictadura, junto al PP.
El
electorado está cambiando bastante con respecto a ellos, como hemos
comprobado en las últimas elecciones generales y las diversas
autonómicas que las precedieron. El PSOE corre veloz, fracaso tras
fracaso, traición tras traición a las promesas hechas a su
electorado, a perder la hegemonía de la que gozaba en ese amplio
campo del centro- izquierda. La socialdemocracia como ideología que
propugna a través del reformismo político un camino al socialismo
está amenazada de muerte en España por obra de estos
neo-monárquicos, renegados de su historia centenaria de lucha social
y republicana.
Lo
triste es que Unidos Podemos, la nueva izquierda del sistema, no
ha aprendido la lección y trata de ocupar el espacio que va dejando
el PSOE para jugar es baza socialdemócrata acomodaticia dentro del
régimen. Es verdad que esta “nueva” izquierda es reivindicativa
frente a muchas de las acciones políticas del gobierno actual, son
críticos con muchos de los atropellos que sufrimos pero no ofrecen
una alternativa clara para el mundo del trabajo y en general los
ciudadanos progresistas frente al actual sistema. La palabra
República la obvian en el día a día, sin ruborizarse, dando a
entender que reivindicarla no dejan de ser objetivos políticos
anticuados y superados hoy, como si reclamarla les impediera
conseguir el papel "dominante" dentro de la “izquierda”
al que aspiran, lo que les lleva a "despreciar” la unidad de
acción con los otros grupos y partidos de izquierda que la
reivindican... Firman con su acción y su juegos de poder la muerte
de la unidad popular y la posibilidad de avanzar, como la situación
exige, hacia la República.
Y
es que, como ciudadanos debemos plantearnos que si nadie trabaja por
uno, nadie debe decidir por uno, lo que traducido a la práctica
política que estamos tratando de analizar viene a ser: si queremos
la República, los republicanos tenemos que salir a la luz pública,
desarrollar nuestra organización y trasladar a los ciudadanos la
alternativa republicana sin rubor y sin miedo.
La
unidad de los republicanos, su propia organización, la clara
reivindicación de la legalidad republicana secuestrada por la
dictadura y su prolongación actual, la monarquía, deben llegar a
los ciudadanos, para contribuir a recuperar esa memoria histórica
que parece olvidada por nuestro pueblo, hoy mas víctima todavía,
que hace unos años, del capitalismo sin escrúpulos y de sus
servidores políticos actuales,para sentirnos orgullosos de nuestra
condición y mostrar al mundo que llevamos un mensajes de progreso,
de justicia, de igualdad... en definitiva de libertad.
La
República, un desafío al que nos apuntamos..., entonces empezaría
a ser un objetivo alcanzable medio plazo.
Salud
y República.
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