Históricamente
la “izquierda” española ha defendido el derecho de
auto-determinación de los pueblos. Hoy, en el siglo XXI, esta
premisa que les distinguió, entre otras, de las derechas se ha ido
colapsando.
España,
se mire como se mire, es una nación de naciones y sin duda la mejor
forma de vertebrar-la, asegurar la convivencia e ilusionar a la
ciudadanía es dotarse de un estado democrático y federal,
atendiendo al desarrollo económico y social de los diferentes
pueblos que la conforman, guiados por un ejercicio político basado
en la igualdad más absoluta y desarrollando una práctica política
que corrija los desajustes que en la actualidad perduran.
De
ahí el papel de un gobierno federal que señale e introduzca esas
medidas correctoras, pero las mismas no darían los resultados
esperados y deseados por los demócratas de no ser asumidas como
propias por las gentes de los diferentes pueblos.
Los
intereses colectivos de la ciudadanía priman por encima de los
grupos de presión o de los intereses bastardos de las clases
dominantes que hemos venido soportando hasta hora. Por ello el nuevo
estado que propugnamos en su forma de República tiene como objetivo
fundamental la política que permita el diálogo y encontrar los
puntos que permitan una convivencia de los diferentes pueblos que
conforman ese estado. De ahí nuestra actitud absolutamente federal.
La
monarquía no es representativa en esta sociedad nuestra y su
reimplantación no se debe al deseo de los ciudadanos sino que fue
una condición vergonzante que aceptaron los cabecillas de la
“izquierda” de entonces contra la voluntad mayoritaria y
republicana de sus bases, bajo el el vago argumento de que era la
única forma de superar la dictadura. Curioso, ¿no? se “sale” de
la dictadura admitiendo la voluntad de ésta... y ya sabemos el
precio que estamos pagando.
Recuperar
la República es reencontrarnos como pueblo y la única forma de
llegar a una democracia que vaya a la raíz de los problemas que
sufrimos, la única forma de superar esta “semi-dictablanda”,
desarrollar las más amplias libertades y encontrar como pueblo la
solución a los múltiples problemas que nos han ido creando la
derecha y los políticos revisionistas actuales que se “proclaman”
de la izquierda mientras burlan a su pueblo.
Esa
política no puede, pues, ser otra que el diálogo y el
reconocimiento de los derechos de los pueblos a decidir como convivir
y desarrollarse y que permita los ajustes necesarios para corregir
agravios al mismo tiempo que promueve un desarrollo solidario para
todos. Por todo ello, los republicanos de las diferentes
nacionalidades y regiones que conforman el estado, pensamos que en el
marco de un estado republicano, democrático, federal y solidario
seria posible encontrar soluciones, cabidas, ajustes y encuentros que
permitan una convivencia y un desarrollo que a todos, especialmente a
las clases populares, nos interesa.
Recuperar
la República nos permitirá hablar con Europa en las mejores
condiciones, con dignidad, evitando definitivamente la imposiciones y
haciéndonos respetar como pueblo.
Sólo
un pueblo que ejerce la libertad con decisión es respetado y
admirado, los acomodaticios y cobardes siempre son burlados y
dominados.
Salud
y República.
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