¿De verdad es necesario un pacto educativo?
Se pacta cuando la negociación sobre un asunto de interés se encuentra empantanada y urge una respuesta que de satisfacción a las partes, que propicie una salida a las mismas y se pueda echar a andar en beneficio de todos.
Pero ahora se habla de un pacto para la educación que el ministro de turno pretende sacar adelante en breve. Y me asaltan, no puedo evitarlo, grandes dudas acerca de la necesidad y del contenido de dicho pacto.
1.-En primer lugar porque la Ley de Educación es bastante reciente y tiene por delante todo un desarrollo y un porvenir que nos dirá a cerca de su acierto.
2.- El bajo rendimiento hasta ahora conseguido no lo veo atribuible a ni a la ley ni a los educadores sino más bien creo que los padres y tutores de los menores escolarizados han delegado la educación en profesores e instituciones educativas desatendiendo su papel coeducador, en muchos casos por dejadez y comodidad, en otros como fruto de jornadas laborales abusivas y prolongadas.
3.- La ley actual otorga un papel importante y corresponsable entre la Administración Central y las Autonomías. Cualquier negociación al margen de las mismas inhibirá/relajará su compromiso con la misma. Pero también hemos visto como Gobiernos autónomos han intentado boicotear su aplicación con pájaras mentales del calibre como impartir determinadas asignaturas en inglés o desechando aportes e instrumentos informáticos que darán a nuestro jóvenes armas importantes para su formación.
4.- Pero, si se empeñan, pese a todo, en lograr un pacto hay que tener en cuenta: ¿pactar con quién? Y ahí nos encontramos con la sorpresa de que el pacto se está fraguando con lo más reaccionario y conservador del panorama político de nuestro país, los que han estado boicoteando el sistema educativo puesto en marcha en esta supuesta etapa "progresista" del gobierno del PSOE y que presentan como novedad al pacto el cogollito de medidas que la Ley actual desechó.
5.- Si no obstante hay que hablar de educación y buscar un mayor y consecuente resultado ¿por que no hablarlo con las fuerzas parlamentarias más progresistas, con los educadores y con las asociaciones de padres y alumnos.
6.- La educación de nuestros chavales es crucial, de ahí que debe estabilizarse el marco de una vez, y no cambiar cada dos o tres años, pero consiguiendo el compromiso de las familias en la coeducación y recuperando la autoridad en los centros, no confundiéndolo con el autoritarismo, y la participación de toda la comunidad educativa.
7.- En todo caso, la educación como cometido es tarea fundamental del Estado y de los gobiernos autónomos con competencia y a ella deben dedicar todos los esfuerzos organizativos y financieros, potenciando de forma clara lo público, cerrando ese grifo por donde se escapan tantos recursos y que van en muchos casos financiar otras instituciones y potenciar elitismos. No cabe destinar recursos a la privada, mientras haya carencias en el sistema de todos.
8.- Educar en valores cívicos y en ciencias es el objetivo a lograr del sistema educativo, no caben los adoctrinamientos, respetables para los que quieran recibirlos, pero, que se den/se reciban al margen de la escuela y sin costes para el erario público.
9.- Por último a un estado de todos, corresponde un estado libre de ataduras concordatarias y compromisos con Instituciones que cuestionan el progreso y la ciencia, sólo una escuela pública, laica y bien dotada puede garantizar semejante propósito.
En el fondo parece un regresión...
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