SUS SEÑORÍAS.
El “genial” y “ocurrente” Sr. Bono, presidente del Congreso de Diputados de la monarquía borbónica se esfuerza en defender la honradez y el trabajo de los parlamentarios españoles. Como si a estas alturas no conociéramos el funcionamiento de estos “desinteresados” políticos, autotitulados padres de la patria, tan prometedores ellos en las campañas electorales y tan olvidadizos una vez tomada posesión de la plaza, a la que se agarran con uñas y dientes, pero a la que desatienden la mayoría de los días: no hay más que ver el espectáculo del hemiciclo semivacío en las transmisiones parlamentarias de los plenos, ¿qué será en los días ordinarios?. Imaginemos, el resto de los ciudadanos, por un momento, que faltemos cuando nos venga en gana a nuestro trabajo, lo que nos pasaría no a final de mes sino al día siguiente: de patitas a la calle. No, pero ellos tienen patente de corso, al final de mes cobran su sueldo integro, sin problemas...
También me llama la atención la facilidad que tienen para el cambio de partido en el caso de ver que no tienen posibilidades de salir reelegidos, en algunos casos por diferencias con sus jefes de filas, en otros porque su imagen ya no vende, y en algunos porque reciben la señal o la inspiración de estar llamados a liderar nuevas fuerzas “renovadoras” de la política nacional, y eso que durante un montón de años estuvieron calladitos, aplaudiendo, siguiendo y cobrando como destacados adlatares de los que hoy reniegan: son los tránsfugas de la política.
Nuestros parlamentarios gozan de buenos sueldos, de grandes facilidades y privilegios y tienen asegurada su vejez con el 100% de la pensión sólo con dos mandatos, frente al resto de compatriotas que tienen que apechugar un mínimo de 35 años y a los que se asusta en estos momentos con que tienen que seguir currando hasta los 67 años. Solo 8 años y pensión máxima. Que listos sus señorías a la hora de asegurarse el futuro y una plácida vejez.
Los ciudadanos cuando votamos y depositamos nuestra papeleta estamos pidiendo a los diputados electos trabajo y honorabilidad: que nos doten de buenas leyes y controlen el poder ejecutivo evitando los abusos, corrigiendo situaciones. Es cierto que no todos son igual, que los hay en algunas bancadas que se esfuerzan y dan el callo, que se toman en serio su trabajo, pero la mayoría, lamentablemente, se conforman con ser muñidores y aplaudidores de sus jefes, no les importa su misión, sino el permanecer y proyectarse en el cargo el mayor tiempo posible, el sueldo les vale la pena, es más de lo que en su vida de ciudadanos con un empleo normal hubieran podido imaginar y no van a hacer nada por disgustar a su jefe de turno.
Es cierto que no todos son igual, que los hay que se esfuerzan y trabajan, que conocen las limitaciones de la cámara, y aún así se toman en serio su trabajo... pero son los menos
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