domingo, 23 de mayo de 2010

salva opina


Los republicanos

Los republicanos españoles somos, quizás, muchos pero me temo que en el armario.
Con la llegada de la “democracia monárquica española sui generis” fruto del pacto y la colaboración de franquistas convertidos en “neodemócratas” y los demócratas de siempre en “posibilistas” evitadores de riesgos jugando a lo seguro, en su momento capitaneados por los Sres. Carrillo y González en su papel estelar de dirigentes máximos de la izquierda, se enterraron las posibilidades de la República a corto y medio plazo y, ojalá me equivoque, a largo.
Nadie reclamó, con la suficiente fuerza y coraje, la reinstauración del régimen democrático republicano legal, abolido por un golpe de estado, seguido de una cruel guerra, represión y larga dictadura. Más aún, se aceptó una ley de amnistía que sirve para que nadie se atreva a pedir cuentas de los sucedido y si alguien comete el “error” de hacerlo el Sr. Garzón sirve de ejemplo.
No sabemos cuántos somos los que estamos en el armario esperando la oportunidad de clamar a los cuatro vientos nuestra condición de republicanos, si vemos que los monárquicos, según los medios de comunicación son muchos y delirantes ante cualquier aparición en escena de alguna noticia relacionda con la monarquía, y que además votan en su inmensa mayoría al PP y al PSOE, partidos que no quieren oír, ni en broma, la palabra república. ¿Os acordáis cuando el Sr. Bono tuvo el conflicto de la bandera con un republicano en el hemiciclo del parlamento? o ¿el escándalo que se montó cuando en Australia confundieron los himnos?. Ningún partido, con la excepción del PCE y algunos históricos que se reclaman continuadores del republicanismo de antaño, partidos que no se presentan como tales ante los ciudadanos, sino en coalición en su mayor parte en I.U., se reclaman republicanos y cuestionan la monarquía.
Resulta simpático y agradable oír expresiones como “república ya” o “a referéndum monarquía/república”. Digo simpáticos, agradables a nuestros oídos, animadores de una moral decaída. Pero menos mal que los monárquicos no nos toman la palabra, pues, dado el ambiente político general reinante nos darían una derrota total.
Los republicano no podemos pedir un referéndum. No es el momento. Debemos, a mi modo de ver influir en la sociedad a través de mil iniciativas como manifestaciones con nuestros símbolos, creación de centros de encuentro, de casinos y ateneos, de prensa y literatura propia, de presencia en las listas electorales municipales, de una candidatura republicana de todos al parlamento europeo, etc. En una palabra ganar la calle al sistema aristocrático actual. Cuando lo consigamos, cuando lo republicano sea sentido y aceptado mayoritariamente por los ciudadanos convencidos, podremos exigir el retorno a la legalidad quebrada y abolida por el golpe fascista y exigir la restauración de la República. Mientras tanto queda un trabajo largo, penoso en muchos casos y días, pero esperanzador.

2 comentarios:

  1. Bueno creo que este articulito no ha caído bien en el ambiente... no obstante voy a transcribir un buen coomentario que he recogido en Fbook a cerca del mismo:
    "Hace unos días han venido por aquí sus altezas, el Borbón y la esposa, la gente se ha volcado con ellos y la prensa al día siguiente era asquerosa de leer; guapos, sencillos, amables, simpaticos, preparados para dirigir este país, se les nota su gran clase y ignorancias por el estilo, desde los poderes en el Ayuntamiento de Piedras Blancas con Alcaldesa de IU hasta el último rapaz del concejo. Toda esa gente no están por la labor del cambio de sistema, primero tienen que pasar por una puesta al día que será difícil por que si no se dejan será inutil intentar nada. Ellos son el pueblo, con paro, sueldos miserables y pufos sin fin que no se plantean el cambio de sistema; dime que va a ser de su vida sin el Hola y demás revistas basura. Llegaremos pero no en corto tiempo".

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  2. Vaya desde aquí mi solidaridad con el concejal vasco que lanzó vivas a la República y denostó a la monarquía en la reciente visitas de los denominados por el sistema "principes" de Asturias y fue detenido, sufriendo en carnes propias la "pacífica" acción policial.

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