De implicados, inconfesos y confesos
Por fin cayó el probable implicado, el inconfeso y el presunto receptor de regalos a cambio de favorecer a determinadas tramas corruptas, claro que todo esto se verá y probablemente se aclarará en juicio público a celebrar post al verano caluroso y húmedo que padecemos, con resultado incierto, pero vista la reacción del indiciado, las prisas de sus amigos de partido para que se declarara culpable o se fuera y la convicción del juez de que se han dado probables conductas delictivas por parte de la más alta magistratura valenciana, ( que ironía la de ¡“molt honorable”!), todo apunta a un fallo condenatorio.
De ser condenado pasaría de presunto a delincuente y uno se pregunta como un delincuente podría seguir desempeñando cargos públicos, o seguir de diputado como si la “fiesta” no fuera con él o pretender ser consejero del CJC como , según los medios de información, nos cuentan? ¿Qué consejos puede dar al Gobierno Valenciano y demás administraciones públicas un delincuente condenado?
Una democracia como esta, que permite estas posibles y contradictorias situaciones, se aleja de la confianza del ciudadano e incrementa el rechazo al sistema por parte del mismo. Por el bien de la “democracia”, ningún delincuente debería poder seguir desempeñando funciones públicas cuando ha sido condenado por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, independientemente de que el sistema jurídico no contemple medidas más eficaces y purgatorias.
Claro que estamos en una “monarquía democrática”, donde ya el jefe del estado fue decidido y designado por un dictador… con lo que partiendo de esa premisa y dado el apoderamiento de la “res publica” por parte de los dos partidos mayoritarios apoyados por banqueros y tabloides expendedores de verdades a medias, uno piensa y concluye que acá es todo posible menos la democracia real que nuestros jóvenes vienen reclamando desde el 15 de mayo pasado.
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