1.-
CRISIS DEL SISTEMA DE LA TRANSICIÓN
(1ª PARTE)
(1ª PARTE)
La
conocida y denostada Transición no ha desembocado en una
sociedad donde la libertad, la fraternidad y la legalidad son las
premisas que gobiernan nuestras relaciones como ciudadanos de plenos
derechos.
No
es la constitución de un pueblo libre y que se gobierna así mismo.
Cuando nuestro pueblo tuvo libertad eligió una República
Democrática y una Constitución acorde con los tiempos y las
necesidades del momento.
Hoy,
la monarquía actual es la criatura natural de un dictador que
soñó perpetuar su macabra obra política como si fuera posible
detener los tiempos y el devenir de la historia.
Esta
transición plasmada en esa “constitución monárquica” fue
ese vano empeño en dar cumplimiento al desafuero de la dictadura,
adoptando apariencias democrático-liberales que en la
trastienda decidían mano a mano Abril Martorell (en representación
de los franquistas venidos a “demócratas”) y Alfonso Guerra (uno
de los sepultureros del socialismo democrático en Suresnes) y que
luego le daban forma mas o menos “jurídica” una comisión de
representantes de todos los partidos que aceptaban la monarquía
(incluido el PCE).
Desafortunado
papel los del PSOE y el PCE al dejar solos a la
República, a los republicanos y a las instituciones que en en el
exilio representaban la legalidad a la que por segunda vez se
“machacaba”.
Los
republicanos hemos sido, pues, silenciados en estos 38 años de
gobiernos post-franquistas, deliberadamente se nos ha negado el pan y
la sal, se nos ha ocultado a las nuevas generaciones que han ido
pasando por la escuela, hemos sido la “bestia negra”, los
“masones”, los “judíos”, los “anarquistas”, la
“antiespaña”, la cruel “perseguidora” de la Iglesia
Católica...
Por
ello ha llegado la hora de agruparnos, de organizarnos, de darnos
a conocer pese a todas las dificultades que nos ponen y nos irán
poniendo en la medida que nuestras propuestas vayan calando en un
pueblo cada dia más sediento de justicia, de trabajo, de libertad,
de oportunidades sociales, de cultura...
Eso
fue lo que representó la Constitución de la República Democrática
de España de 1931, una Constitución de hombres libres y soberanos
de sus destinos. Esa es la Constitución que los Republicanos
celebramos y reivindicamos adaptándola los nuevos tiempos y al marco
internacional donde nos encontramos ahora. Adaptación lejos de dar
dar cabotadas a los injustos dictámenes del FMI, de la Troica o del
BCE. Un pueblo digno que hablará, defenderá los derechos de todos
sus pobladores.
A
modo de conclusión:
La
llamada transición hace aguas por todas sus partes, la constitución
que le da forma política es mera literatura que solo consagra,
defiende y garantiza los derechos de los poderosos, del rey, de la
iglesia institución, de los especuladores, de los militaristas, de
los partidos que se alternan en el gobierno, que se lo montan a costa
de un pueblo que ve como sus escasos derechos recogidos en ese papel
al que llaman constitución es mera literatura barata y embustera es
una burla esos derechos que proclaman y que incumplen a rajatabla:
derecho a la vivienda digna, al trabajo, a la sanidad, a la
cultura...
Necesitamos
una verdadera Transición:
- Con una democracia política donde los ciudadanos controlen a los gobernantes y los puedan deponer cuando no cumplan, necesitamos articular la convivencia política a través de un estado republicano y federal.
- Una democracia social donde los que menos tienen tengan garantizados los accesos a la sanidad pública, a la educación, alas ayudas sociales compensatorias, a unas pensiones dignas...
- Y una democracia económica donde la fuerza de trabajo sea tan importante o más que el propio capital, donde se reparta el trabajo y se remunere dignamente a los trabajadores, donde la empresa no sea el dominio exclusivo e imperativo del patrono sino el marco donde se de una relación de iguales y justa, donde la economía social representada por las sociedades laborales y el cooperativismo que irán naciendo como iniciativa de los propios trabajadores encuentren un marco de desarrollo e igualdad con las demás empresas... en definitiva en nuestra República la organización de esos dos mundos el “capital” y la “fuerza de trabajo” encontrarán un marco donde puedan desarrollarse con justicia y equilibrio.SALUD Y REPÚBLICA.
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