Por fin ha terminado “la semana santa” y con ella la tabarra de las procesiones y la hinchazón de noticias emitidas por la TV en relación a esta fiesta religiosa o, casi diría sin ánimo de ofender, folclórica. Vaya mi respeto , como he comentado en este blog, en otras ocasiones, a los cristianos y miembros de otras religiones, les respeto su derecho a creer y rezar si con ello satisfacen lo que creen ser sus necesidades espirituales, pero cualquier manifestación religiosa pertenece al ámbito privado y personal.
No sólo me molestan los inconvenientes que sufro en la calle por la toma total o parcial de la misma por los protagonistas de estos actos, sino que la falta de neutralidad informativa del ente público televisivo invade nuestros hogares convirtiendo dichos actos religiosos, protagonizados por los seguidores de una religión concreta, actos que rayan en muchas ocasiones con el fanatismo medieval, actos teñidos de sado masoquismo ( latigazos, picos sangrantes y otros similares... ) en la única noticia de interés general, ocultando lo noticiable desde el punto de vista periodístico que pueda ser de interés general.
Pero no queda la cosa en el manejo pseudo informativo de la TV pública, sino que el propio Estado se implica en estas actividades supuestamente religiosas, bien con la presencia de autoridades, sobre todo municipales, bien permitiendo que funcionarios de la seguridad pública uniformados como la guardia guardia civil y la policía nacional o el ejército (la legión), desfilen y tomen parte activa de los desfiles y procesiones... con lo que rompe la neutralidad de un estado aconfesional, evidenciando como privilegia una manifestación religiosa frente a otras o simplemente despreciando la laicidad que debería garantizar como un derecho constitucional de los ciudadanos.
No sólo me molestan los inconvenientes que sufro en la calle por la toma total o parcial de la misma por los protagonistas de estos actos, sino que la falta de neutralidad informativa del ente público televisivo invade nuestros hogares convirtiendo dichos actos religiosos, protagonizados por los seguidores de una religión concreta, actos que rayan en muchas ocasiones con el fanatismo medieval, actos teñidos de sado masoquismo ( latigazos, picos sangrantes y otros similares... ) en la única noticia de interés general, ocultando lo noticiable desde el punto de vista periodístico que pueda ser de interés general.
Pero no queda la cosa en el manejo pseudo informativo de la TV pública, sino que el propio Estado se implica en estas actividades supuestamente religiosas, bien con la presencia de autoridades, sobre todo municipales, bien permitiendo que funcionarios de la seguridad pública uniformados como la guardia guardia civil y la policía nacional o el ejército (la legión), desfilen y tomen parte activa de los desfiles y procesiones... con lo que rompe la neutralidad de un estado aconfesional, evidenciando como privilegia una manifestación religiosa frente a otras o simplemente despreciando la laicidad que debería garantizar como un derecho constitucional de los ciudadanos.
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