miércoles, 9 de febrero de 2011

salva opina


La política como demagogia o el arte de que nada cambie

La palabra demagogia es una perversión de la palabra original, de como la entendían los griegos: demagogo era el conductor del pueblo, el que trabajaba en el ágora y en el gobierno de la ciudad por y para asegurar la democracia ciudadana, el buen gobierno. Nada parecido a la actualidad: nuestros políticos, con la excepción de las minorías de izquierda, son demagogos en el sentido de que nos conducen al pueblo hacia metas que acotan nuestra libertad y merman el escaso bienestar social conseguido, porque se esfuerzan por asegurar, principalmente, los intereses de la minoría más privilegiada, de los que gozan de todo frente a los que casi no tienen de "na". Esa la perversión de la palabra demagogo: actualmente conductores hacia la desigualdad.

Lo que distingue a un gobierno comprometido con sus electores y con el pueblo al que tiene que gobernar y administrar durante el periodo que la constitución le señala es el cumplimiento día a día del programa electoral que sometió al veredicto y aprobación de sus electores.

El programa electoral es el contrato formal que contiene las directrices y medidas que va ir tomando a lo largo de los años en que goce de esa confianza mayoritaria de los ciudadanos.:el pueblo al votar toma nota de ese contrato y espera su cumplimiento, es la condición principal para seguir creyendo en los políticos que lo promulgaron.

Curiosamente, y visto desde la posición expectante y sufridora de la mayoría de los ciudadanos podríamos levantar acta que todos los gobiernos de esta democracia del " reino de España" se han distinguido por los incumplimientos de sus promesas de gobierno y la introducción de medidas que previamente no fueron sometidas al veredicto de los electores. Esta ha sido una práctica de todos los gobiernos, los de la socialdemocracia y los de la derecha y el pueblo los ha sufrido con resignación y rabia.

Resignación y rabia que le ha empujado a votar en la contienda siguiente al adversario mayoritario (mayoritario como fruto del sistema electoral injusto creado "ad hoc" y de la cantidad de recursos económicos puestos al servicio de éstos por los "managers" del capitalismo, por los bancos, para asegurar que nada cambie aunque se simule un cambio, frente a las restricciones al crédito de los partidos que cuestionan el sistema, la Izquierda transformadora, convertida de esta manera en minoritaria y opción poco conocida, poco convincente): si hoy votan a los socialdemócratas que se olvidaron de Pablo Iglesias o de Largo Caballero, mañana confiarán en los "hijos políticos" de Manuel Fraga.. El sistema de la desigualdad está re-asegurado.

¡Qué pueblo el nuestro condenado a repetir ciclos de gobiernos que les van a seguir engañando y gobernando los unos y los otros, eso sí como una constante histórica, a favor de los que más tienen: banqueros y empresarios!.

Verdad es que el sistema se ha blindado y desarrollado de tal forma que la mayoría de los ciudadanos, a los que previamente se les comprado con el señuelo del consumismo desmedido, de las hipotecas y de libertad sin contenidos, no ven o no creen posible romper el "ciclo de gobiernos contra el pueblo". Y ahí estamos con resignación contenida, con mala uva por la tomadura de pelo que nos hacen todos los días, hartos del engaño, prisioneros de la inflación en la que nos han metido y nos ahoga, desconfiando de nuestra propia capacidad de salir adelante dando una patada en el culo a estos políticos de tres al cuarto. Para mi ese es el estado en el que nos encontramos. ¿Demasiado pesimista?

Ahí están las elecciones municipales y autonómicas la la vuelta de la esquina: vuelven a repetir como candidatos la mayoría de embaucadores, vendrán con "promesas del oro y el moro",se valdrán para su campaña de los millones que los bancos podrán a su servicio ( mientras han ahogado sin el menor escrúpulo con el cierre de crédito a cal y canto a las familias, autónomos y pequeñas empresas familiares), es una época de lanzarse piedras e insultos los unos a los otros..., y nosotros expectantes, víctimas de la engañosa propaganda, casi seguro, caeremos en sus trampas, olvidando, una vez más, que si nadie trabaja por ti, ¿por qué deben decidir por ti?

3 comentarios:

  1. bueno, y ahora qué? España y sus españoles pueden vociferar, y de hecho lo hacen muy de vez en cuando, pero luego las voces se apagan , las voces se olvidan del dolor, de la injusticia, de todo.

    no todos son o somos así. lo peor es la desconfianza hacia políticos que reina en mi generación, "todos son iguales" dice la mayoría, y en parte llevan razón. son iguales porque quien gobierna es el caballero dondinero, y ese tiene nombre de banco y apellido de puta. y el político dificilmente doblega la voluntad del dinero, en todo caso le hace la cama y le de un beso de buenas noches, mientras mece con suavidad su cuna, no se vaya a alterar.

    o nos levantamos todos en revolución para exigir verdadera democracia, y de paso partir en dos al puto capitalismo, o nos vamos todos derechitos al infierno...

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  2. Tal y como veo yo el ánimo del personal para levantarse y hacer una revolución, creo que nos vamos derechitos no al infierno, porqué creo que ya estamos en él, si no a la puta mierda....

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  3. Cada uno de los comentarios complementa esta reflexión que lancé ayer. Estoy seguro que no aporto casi nada nuevo, que en el acervo de cada uno subyacía esta sensación y rabia porque las políticas que se realizan en "reino de España" son tan parecidas entre sí y aportan cada vez menos al bienestar social de los ciudadanos. Pero había que escribirlo para entablar un dialogo entre los que estamos en contra de como se desarrolla y se conforma el sistema político-social en el que nos desenvolvemos, un contraste de opiniones, una puesta en marcha en contra de esta forma de hacer política. Yo si creo que es necesaria una fuerza organizada de la Izquierda que aproveche todos los resortes, a pesar de lo difícil que nos lo pone el sistema. Medidas concretas: llevar el debate a nuestro medio, pues no somos islas, nos movemos con y entre otros ciudadanos, en el trabajo, en el sindicato, en la asociación cultural a la que pertenecemos, nuestro club, nuestro grupo de amigos de salida, nuestros medios de difusión, pero sobre todo no descuidando la educación de nuestros hijos, pues ellos son el futuro. Si ellos logran una mayoría con sus dineros a raudales, nosotros podemos formar esa mayoría con la unión de nuestras voluntades y elevando un nivel de conciencia que habíamos descuidado. Es militar para el cambio. Mientras tanto ojo y apoyo a las iniciativas que surgen cada día contra abusos como aumento de las eléctricas, el pensionazo, campaña de firmas para el control sueldos de los políticos... ¡Gracias! Raúl, Inma y Juan por vuestros comentarios. Seguiremos hablando.

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